1. Ejercita tu felicidad. Como sabes, la felicidad no aparece por arte de magia y cada persona tiene su propio “umbral”, unos son felices con muy poco y otros necesitan el mundo entero. Nosotras te recomendamos que seas feliz con las pequeñas cosas del día a día, ¡disfruta!
Leer: “Ejercita tu felicidad“, “La rueda de la felicidad“
2. Descansa. No intentes llegar a todo y hacer mil cosas en el día. Hay que descansar y tener tus momentos de “no hacer nada”.
Leer: “Los secretos de un buen descanso“
7. ¡Vete de cañas! Quien dice de cañas, dice de zumos o refrescos, lo que más te guste. Pero disfruta de la vida, desconecta y sáltate tus normas de vez en cuando. Te sentará bien!
Leer: “Buenas razones para ir de cañas”
- ¡Dí adios a la astenia primaveral! Si eres de las que no padece este temido efecto de la primavera ¡eres una suertuda! Nosotras nos volvemos un poco locas en cada cambio de estación (emocionalmente claro) y hemos probado de todo: zumos, vitaminas, jalea real…Y esto último es lo que mejor funciona, junto con los baños de sol y tomarse la vida con tranquilidad

Leer: “Nuestra receta contra la astenia primaveral“
10. Escribe. Plasmar tus pensamientos en un papel es una técnica para empezar a ordenarlos, detectar que te hace sentir bien y mal… El poder de comprender lo que te está pasando ¡Suena bien verdad!
Leer: “El poder de la escritura“
11. Aprende a meditar. Sabemos que es una práctica muy útil para sentirte mejor contigo misma y con el mundo, pero nosotras no hemos sido capaces aún de adoptarlo en nuestro día a día. Una persona que te puede ayudar es
Slow Lou ¡Una profesional del tema!
Leer: “Guía sencilla para aprender a meditar“
13. Dibuja, colorea, haz algo creativo. Colorear, dibujar o simplemente hacer algo con las manos ayuda a despejar la mente. Estamos tan acostumbradas a hacerlo todo a través de una pantalla que nos olvidamos que las manos también sirven para más cosas.
Leer: “Relájate coloreando“
14. ¡Sal de tu zona de confort! No hace falta que des un salto al vacío, dejes tu trabajo o te vayas del país. Puedes empezar por pequeñas cosas que siempre te ha apetecido a hacer, pero que por miedo o por pereza no te habías lanzado ¡ya verás lo bien que sienta!
Leer: “He salido de mi zona de confort“
15. ¡Organización! Tampoco queremos que te conviertas en Marie Kondo y que tires todas tus cosas. Pero un poco de organización siempre es bueno para ordenar tu mente.
Leer: “Mi nuevo propósito: organización“
16. Cumple algún capricho. No todo va a ser cuidarse, comer bien…De vez en cuando está bien saltarte las normas y tomar ese chocolate que te espera en el armario o hacer algo que no hagas normalmente. ¡Disfruta!
Leer: “I love chocolate”
17. Haz realidad tus propósitos. ¿Haces listas de propósitos cuando termina el año? Marcarse unos objetivos claramente definidos, es una de las claves para una vida más feliz.
Leer: “5 pasos para hacer realidad tus propósitos“
18. Baja el ritmo. No hace falta que llegues a todo, hacer mil cursos, apuntarte a todas las quedadas, compra, trabajo, salir, hijos…Tómate tu momento slow y relájate, si quedan cosas por hacer no pasa nada, estos momentos son necesarios para reconectar con más fuerza.
Leer: “Baja el ritmo. Únete al movimiento slow“
19. No busques la perfección. La perfección no existe, además, por naturaleza todos tendemos al caos. Así que no te obsesiones con ser la más: sostenible, guapa, delgada, buena en tu trabajo, etc. Haz lo que te haga feliz en cada momento, no te compares y recuerda, todos somos humanos.
20. Leer. Leer libros puede ser una muy buena terapia. No me refiero a los típicos libros de “autoayuda”, sino a novelas, ensayos o libros de historia. Meterte en la vida de otros y ver el mundo con otros ojos ayuda a ver las cosas de otra manera. Si aún así te apetece leer algún libro del tipo “autoayuda” yo te recomiendo los de Rafael Santandreu: “
El arte de no amargarse la vida“, “
Ser feliz en Alaska” y “
Las gafas de la felicidad“.
21. Hablar. Ninguno de los puntos anteriores te servirá de nada si no hablas con alguien, con quien te apetezca, también puede ser tu perro, tu gato o tu planta favorita. Aunque si es una persona mejor.

Hablar te ayudará a poner en orden tus ideas, buscar consejos y sacar esos malos pensamientos que a veces nos rondan por la cabeza.